No hay duda de que el Covid nos ha cambiado. Cuando miro una película lo primero que me llama la atención es que los protagonistas no lleven mascarilla y se abracen.
Mayores y pequeños hemos visto nuestra vida patas arriba, por lo que no creo que haya una generación “pandemial” sino un batiburrillo de generaciones que han visto sus vidas alteradas por el Covid.
Por una parte, hemos cambiado la forma de aprender y la forma de enseñar. Lo que tras superar la zona de confort nos abre un mundo de posibilidades. Una oferta inmensa, en el mundo entero, desde nuestro escritorio. Fan de experimentar otras culturas, no todo son beneficios, pero reconozco que para muchos se abren posibilidades antes impensables por estar fuera de alcance económicamente.
Hemos cambiado la forma de comunicarnos. Nos hemos vuelto todos Z, manejando 5 pantallas a la vez, enfermos de híper conexión y perdiendo habilidades comunicativas, ya maltrechas. Y cuando la comunicación no es vía pantalla es con una mascarilla de por medio, por lo que perdemos matices importantísimos que siempre nos dan más indicaciones que las palabras que se pronuncian.

Si vía la híper conexión nos hemos vuelto todos Z, vía los valores nos hemos acercado a los baby boomers. Por necesidad hemos adoptado la austeridad, el ahorro, el esfuerzo, la constancia y quizás hemos mantenido el cuidarnos y la importancia de la familia, valores muy comunes entre todas las generaciones.
Puede que seamos todos más pesimistas y es que hay 3 factores importantísimos para el optimismo:
- El alcance del problema: en este caso mundial.
- El tiempo que durará: aún no vemos la luz al final del túnel.
- Si mis esfuerzos contribuirán a mejorar la situación. Y a no ser que tengas un remedio en la chistera, ese tercer factor también se nos escapa.
¿Y qué pasa con la rebeldía? ¿Nos hemos vuelto todos más dóciles? Llevamos meses acatando normas en pro de un bien común y soy la primera en cumplirlas. Salvando las distancias que son enormes, a veces me viene en mente The Handmaid’s Tale y hago una reflexión profunda que me desvela.
Pienso que hay efectos que durarán lo que dure la situación y que otros permanecerán en el tiempo. A veces tener mala memoria no es tan malo…
En todo caso, ¿Cómo serás de mayor? Las decisiones que tomamos nos van definiendo como personas, en los momentos de bonanza y en los de vacas flacas. ¿Pesimista? ¿Optimista? ¿Dócil? ¿Sobrio? ¿Más formado que nunca? ¿Cómo te imaginas?
