El coronavirus nos lleva a realizar un experimento a escala global: el teletrabajo. Si bien es cierto que, en determinados sectores es una opción impensable, en otros muchos es cuestión de voluntad.
El porcentaje de trabajadores que utiliza el teletrabajo habitualmente no llega ni al 5%, cuando en otros países como Finlandia, Luxemburgo o los Países Bajos supera el 15% (INE).
Optamos por el presencialismo (que no es igual a mayor productividad) a trabajar por objetivos, con flexibilidad, pudiéndonos organizar a nuestra manera.
Poner el foco en las personas, implica confiar en ellas. Implica que trabajen “con” y no “para”. Ser flexibles, adaptables, proactivos, autónomos. Huir del “ordeno y mando” a organizaciones entendidas como organismos, vivos y cambiantes. Mucho más horizontales.
La tecnología, desde luego, no es impedimento y los nuevos modelos de gestión optan por tener una vida profesional y una vida privada mucho más entrelazadas y equilibradas.
Las ventajas del teletrabajo son múltiples y variadas. Entre otras:
- Horario flexible.
- Mayor conciliación.
- Poder trabajar desde cualquier lugar y relacionarte igual con clientes, proveedores, así como con el equipo.
- Evitar pérdidas de tiempo en desplazamientos.
- Ahorros de diversos tipos.
- Factor motivacional y que favorece a la permanencia del trabajador.
Teletrabajo no significa trabajar en pijama y sin ninguna planificación, como tampoco estar aislado. Para poder “teletrabajar” necesitamos:
- Tener un espacio habilitado que reúna las condiciones necesarias. Luz, ventilación, una buena silla, buena conexión, etc.
- Establecer rutinas, horarios, objetivos.
- Reuniones de planificación, de seguimiento. Fomentamos así el trabajo en equipo, aunque no estemos juntos, el sentimiento de comunidad y generamos rapport mental por acompasamiento (todos estamos en la misma situación). Conexión emocional.
- Tener las herramientas “tecnológicas” que nos faciliten las tareas.
- Protocolos de seguridad en cuanto a datos.
- Establecer pausas, moverse.
Y ahora mismo mucha empatía y comprensión. Así como mantener un estado emocional sin ansiedad, puesto que sabemos que un buen estado emocional influye positivamente en nuestro sistema inmunológico.
El experimento tiene que funcionar, sí o sí, así que, cuando pase todo esto, será muy difícil defender que el teletrabajo no es posible.