La publicidad ha cambiado, ya no nos creemos a los grandes CEO’s de las compañías sino a aquellos embajadores de marca con los que nos vemos representados. Cuándo quieres referencias de un restaurante, ¿dónde miras? O ¿a quién haces más caso?
¿Y quiénes son esos embajadores de marca? Pues esas personas que representan a la organización y que son relevantes para el target al que se dirigen. Si hablamos de atracción de talento, se trata de que esos embajadores den a conocer la empresa como un lugar perfecto para desplegar nuestros talentos. Hay que hacer destacar nuestra empresa del resto de la competencia y generar un impacto positivo a nuestra audiencia.
Siempre digo que los embajadores de marca no surgen por combustión espontánea. Surgen cuando hay una cultura de empresa consciente bien alineada a la visión, misión y valores, cuando generamos experiencias dignas de compartir y cuando tenemos una comunicación lo más transversal y horizontal posible.
Actualmente quien no comunica no existe. En un mundo híper conectado, el poder de las redes sociales es total y absoluto y abarcan tanto las generaciones que han nacido con ellas, así como las anteriores que se las han hecho suyas en menor o mayor medida.
Eso implica una responsabilidad enorme. Hay que hacer las cosas bien porque todo se sabe. Por ejemplo, es tan importante cómo recibes que cómo despides.
Responsabilidad también respecto lo que publicas. Somos rastreables y no nos interesan que nuestros futuros empleadores vean según qué parcelas de nuestras vidas. Cuando le das a publicar el contenido ya es de muchos.
Si es todo verdad o no lo que se publica en redes es ya otra cosa. Si nos referimos al mundo empresarial, la fachada deja de ser consistente en algún momento ya que toda la gente que tiene contacto con la empresa puede hablar de ella. Mejor mostrar nuestra verdadera cara.
En cuanto a las publicaciones que hacemos de nuestra vida, cuesta creer que siempre estemos tan estupendos y en esos viajes maravillosos. Los límites se los pone cada uno.
Las redes al final nos pueden conectar con mucha gente pero también nos pueden hacer sentir muy vacíos.